domingo, 21 de octubre de 2007

Al oído...


Los susurros de la noche recaen sobre mi oído. El rugir del veinto se azota contra mi alma; el olvido que trae el regalo del sueño llega por fin a mi almohada.
Las palabras revolotean en mi cabeza dejando mensajes incoherentes que no logro entender. Una a una rechiflan sin parar, como abejas perturbadas en el panal. Resuenan, resuenan sin parar ajitando mi ensueño; pero incluso el sonido mismo anhela volver al silencio de donde nació, y entonces puedo volver a soñar...

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